Las reglas son fuerzas vitales, dinámicas y muy influyentes en la vida familiar.
Las reglas tienen que ver con el concepto del deber.
Para descubrir las reglas que imperan en tu familia, sientate con todos los miembros y preguntales: "¿Cuáles son nuestras reglas actuales"? Elijan un momento en que dispongan de dos o más horas. Anoten las reglas en un papel, no traten de descubrir a los infractores.
Quizas tengas un hijo que considere que la regla es su obligación lavar los trastos sólo cuando su hermana de once está ocupada en otra casa. Su hermana piensa que la regla es que el chico lave los trastos cuando su padre asi lo ordena. ¿Te das cuenta del malentendido que pueden provocar?.
El acto de sentarse a discutir las reglas puede parecer novedoso, y a menudo resulta muy esclarecedor. He observado que la mayoria supone que los demás saben lo que ellos conocen. No siempre se justifica suponer que los demás conocen las reglas. Es aconsejable determinar el grado de comprensión de las reglas antes de decidir que alguien las ha desobedecido.
Las buenas reglas facilitan en vez de limitar.
¿Qué piensas hacer para cambiar las reglas? ¿Cómo hacen las reglas en tu familia? ¿De donde obtienen sus reglas? . Hay otro grupo de reglamentos que suele estar oculto y es mucho más dificil de percibir. Hablo de las reglas tácitas que rigen la libertad de expresión de los diversos miembros de la familia. Hay cuatro áreas muy importantes que participan en esta libertad de expresión.
¿Que puedes decir de lo que observas y escuchas?, ¿A quien puedes manifestar esto?, ¿Como procedes si estas en desacuerdoo desapruebas algo o a alguien?, ¿Como preguntas cuando no entiendes algo (o te atreves a preguntar?. Si los miembros de la familia no pueden reconocer y comentar las emociones evocadas, éstas quedarán ocultas y lesionarán las raíces del bienestar familiar. Las barreras familiares contra la expresión de lo que es o lo que ha sido fomentan las dificultades.
Hay una regla familiar que nos permite hablar sólo de las cosas buenas. correctas, adecuadas y relevantes. Cuando tal es el caso, deben omitirse muchos asapectos de la realidad actual. No hay adultos y muy pocos niños que siempre sean buenos. El resultado es que algunos niños mienten; algunos desarrollan un profundo desprecio por sus padres y desarrollan una baja autoestima.
Ante la prohibición de comentar o cuestionar, muchos niños llegan a ser adultos que se sienten santos o demonios, en vez de seres humanos que deben sentir.
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